Para padres, una de las ideas frecuentemente errada sobre la alimentación intuitiva, es el miedo de pensar que cuando no controlamos a nuestros hijos, inmediatamente estamos cediendo todo el control al niño. La práctica de presionar, premiar y castigar a los niños alrededor de la comida esta grabado y promovido por nuestra sociedad. A veces lo hacemos sin darnos cuenta. La mayoría de los padres NO estan tratando de arruinar la relacion de sus hijos con la comida, solo que hemos caído en malos consejos a travez del tiempo, magnificado por la cultura de dietas, la fobia contra la gordura y los mensajes convenientes de la salud pública. Los niños necesitan flexibilidad, comidas en intervalos predecibles y la oportunidad de practicar señales corporales y emocionales en un ambiente libre de prejuicios. La alimentación intuitiva confía que hay una motivación interna al comer.
Tener el control sobre lo que ellos comen o no comen, es una ilusión que puede que sirva a corto plazo, pero controlar es lo opuesto a confiar. No podemos esperar que nuestros hijos aprendan a confiar en sus cuerpos, cuando nosotros no apoyamos la práctica de la confianza en ellos.
Te invito a reflexionar sobre alguna vez que fuiste forzado u obligado a hacer algo que no querías hacer. No quisiste hacer lo opuesto sólo para mantener tu autonomía y tu posición? Esto es una reacción natural al control y todos tendemos a evitar ser controlados. Mientras más practicamos presionarlos, más resistencia obtendremos.
Nuestro trabajo como padres es emular y fomentar un ambiente positivo alrededor de las comidas, donde la conexión sea prioridad y así nuestros hijos practiquen su autonomía y voz sobre CUÁNTO y QUÉ comer de lo que se les ha ofrecido. Les permitimos vivir su propia experiencia y fomentar su propia relación con la comida sin tener que ser esta influenciada por nuestras creencias y pensamientos.
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